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Cristóbal Colón

Don Cristóbal Colón fue una figura histórica esencial, aunque su legado aún se discuta después de quinientos años de su muerte.

No se sabe mucho de la vida temprana de Colón; se cree que nació en el año 1451 en la República de Génova, hoy, Italia. Sin embargo, a pesar de su pasado misterioso, se sabe que desde joven viajó mucho: pasó por las islas británicas y viajo a África, a lo que se conoce hoy como Ghana, además, según algunos informes, hasta llegó al norte de Islandia.

Por lo que se sabe, Colón nunca tuvo una educación formal, sino que era autodidacta. Igual, se manejó, perfectamente, como explorador y navegador, gracias a sus conocimientos históricos, geográficos y astrónomos.

Debido a que los portugueses tenían un control firme sobre la ruta de las especias que iba a las Indias del este, vía África, Colón empezó a desarrollar un plan para llegar a las Indias del este, viajando por el Oeste. Como los demás, Cristóbal no sabía que había tierra en el medio y creía que para que España pueda evitar a su rival, Portugal, tenían que, simplemente, navegar hacia el oeste. 

Luego de muchos años de negociaciones, la reina Isabel I de Castilla y el rey Fernando de Aragón, de España, decidieron financiar el pequeño viaje explorador de Colón.

Cristóbal zarpó de España en agosto de 1492 con tres carabelas, la Santa María, la Niña y la Pinta y desembarcó en el Nuevo Mundo el 12 de octubre de ese año, fecha que conmemora el día del respeto a la diversidad cultural. A pesar de que el lugar exacto donde llegó ese día es incierto, se cree que es en alguna parte de las Bahamas.

Colón no fue el primero en llegar a América, muchas comunidades ya vivían ahí hacía milenios, y, tampoco, fue el primer europeo en llegar, ya que hay investigaciones que demuestran que los vikingos, probablemente, habían llegado a Canadá y a Groenlandia.

De todas maneras, se le puede dar crédito a Colón por haber traído las primeras bitácoras de viaje detalladas a una Europa dispuesta a recibirlas. Un simple viaje por agua de tres meses tenía resultados muy prometedores: nuevas tierras para la exploración, colonización, cultivo y, por supuesto, la adquisición de nuevos recursos.

Colón ayudó a establecer una colonia en lo que es hoy Haití; esta fue la primera vez que los europeos se asentaron tan al oeste desde que los vikingos intentaron colonizar, casi quinientos años antes.

Cristóbal hizo tres viajes más en 1493, exploró partes de la costa de América del Sur en 1498 y la costa de América Central en 1502. No sabemos si Colón estaba al tanto de que las tierras que había descubierto no eran parte de Asia, sino que eran parte de otro continente. Se puede argumentar que Colón pensaba que estaba en Asia porque llamó a la gente originaria “indios”, un error producido por creer que estaba en el sudoeste asiático. A pesar de haber hecho suposiciones erróneas y dudosas, es cierto que Cristóbal Colón abrió lo que se conoce como “intercambio colombino”, un período significativo en el cual los recursos y las culturas de las Américas y de Europa se empezaron a mezclar y a intercambiar entre sí.

América del Sur le proveía a Europa nuevos alimentos, como granos de cacao, que llevó al desarrollo del chocolate, y nuevas frutas que nunca habían sido vistas en el Viejo Mundo, como la piña, el aguacate y la papaya. A su vez, Europa le proveía a las Américas caballos, ganado bovino y otros animales para que los domestiquen, como lo hacían los europeos.

A pesar de haber sido un navegador exitoso, no tuvo la misma suerte como gobernador de su nueva colonia y, eventualmente, fue remplazado.  Colón volvió a España en 1504 y vivió una vida cómoda, pero frustrada, ya que nunca recibió el reconocimiento oficial que él pensaba que se merecía. Incluso escribió el Libro de los Privilegios, donde detallaba lo que creía que la corona española le debía a él y a sus herederos.

El 20 de mayo de 1506, alrededor de los 54 años, Colón murió de lo que se cree fue Síndrome de Reiter o artritis reactiva. Cristóbal pidió que lo enterrasen en América, pero como no había ninguna iglesia allí en ese entonces, sus deseos no pudieron cumplirse. Originalmente, lo enterraron el Valladolid y, tres años después, lo movieron a la capilla de Santa Ana del Monasterio de la Cartuja en Sevilla, España. Casi treinta años después, en 1537, por deseo de su hijo, Diego Colón, tanto sus restos como los de su padre fueron trasladados y enterrados en la catedral de Santo Domingo, la capital de República Dominicana.

En 1795, España renunció al control de La Española, isla del mar Caribe que acoge a dos estados soberanos, Haití y la República Dominicana. Así, para que los restos de Colón no quedasen en manos de los franceses, España los movió, primero, a Cuba y, en 1898, devuelta a Sevilla, donde permanecen hoy en día.

El legado más grande de Colón no fueron sus conquistas, sino el debate que se llevó a cabo por siglos por la ejecución y el impacto de sus actos.

Su asentamiento en las Américas no solo trajo materiales, animales, tecnología e ideas, sino, también, trajo muchas enfermedades desconocidas. La llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo dispuso el colapso repentino de muchas de las civilizaciones americanas debido a la guerra y a la colonización, pero, especialmente, el colapso fue a causa de que los sistemas inmunológicos de las civilizaciones no estaban preparados para las enfermedades del Viejo Mundo.

Muchos habitantes americanos morirían como consecuencia de la llegada de Colón. La reputación personal de Cristóbal, también, está dañada por el uso y la explotación de la esclavitud. Aunque la esclavitud ya existía en las Américas desde hacía centenares, la explotación laboral por parte de una persona capaz que provenía del Renacimiento europeo deja un sabor amargo en los estudiantes e individuos contemporáneos. Igualmente, Colón sigue siendo un personaje histórico crucial y un explorador destacado, y su legado seguirá siendo material de aprendizaje y de debate por muchos años más.

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