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Tomás Moro

Tomás Moro, nacido el 7 de febrero de 1478 en Londres, fue una de las figuras más destacadas de la Inglaterra Tudor. Abogado, filósofo, escritor y estadista, es quizá más conocido por su firme postura contra el rey Enrique VIII durante la Reforma inglesa. Su vida refleja las tensiones de un mundo en transformación, atrapado entre el humanismo renacentista y el poder nacional emergente. La historia de Moro es una historia de intelecto, fe, intriga política y, en última instancia, martirio.

Moro nació en el seno de una familia londinense próspera y con buenas conexiones. Su padre, Sir John More, fue un exitoso abogado y posteriormente juez. El joven Tomás recibió una educación rigurosa, primero en la escuela de San Antonio y luego como paje en la casa de John Morton, arzobispo de Canterbury. Morton reconoció rápidamente la inteligencia de Moro y lo envió a Oxford, donde estudió en el Canterbury College (actualmente parte de Christ Church). Allí, Moro destacó en latín y griego, abrazando el espíritu del saber renacentista.

Tras dos años en Oxford, Moro regresó a Londres para estudiar derecho en Lincoln’s Inn. En 1501, se colegió como abogado. Sin embargo, incluso mientras cursaba sus estudios jurídicos, Moro se sentía cada vez más atraído por la teología y la literatura clásica. Vivió durante un tiempo cerca de un monasterio cartujo, considerando seriamente la vida monástica. Aunque finalmente optó por una carrera en el servicio público, esta inclinación espiritual siguió siendo una fuerza guía a lo largo de su vida.

A principios del siglo XVI, Moro se convirtió en una figura prominente entre los humanistas ingleses. Entabló una estrecha amistad con Desiderio Erasmo, el gran erudito neerlandés. Ambos mantuvieron una correspondencia regular y se alentaron mutuamente en sus investigaciones intelectuales. La obra literaria más famosa de Moro, Utopía (1516), es fruto de este período. Escrita en latín, describe una sociedad idealizada en una isla ficticia, donde florecen la propiedad comunal, la tolerancia religiosa y el gobierno racional.

Utopía fue tanto una crítica de la política europea como una exploración filosófica de la justicia y la ética. Cautivó la imaginación de los eruditos de toda Europa y sigue siendo una obra fundamental de la literatura renacentista. Si bien su ironía y sátira son objeto de debate, Utopía revela la profunda preocupación de Moro por la responsabilidad moral y el orden social.

La reputación de Moro como pensador y abogado propició su rápido ascenso en la función pública. En 1510, fue nombrado alguacil adjunto de Londres, cargo que le brindó una plataforma para la reforma y la justicia. Su imparcialidad y eficiencia le granjearon respeto y confianza. En 1517, se unió al servicio del rey como consejero y, en 1521, fue nombrado caballero.

Moro se involucró cada vez más en el círculo íntimo de Enrique VIII. Ejerció como diplomático, presidente de la Cámara de los Comunes y, posteriormente, como canciller del Ducado de Lancaster. En 1529, tras la caída del cardenal Wolsey, Moro fue nombrado Lord Canciller, el cargo más alto del país, solo superado por el rey. Fue el primer laico en ocupar el puesto, y su nombramiento marcó la cima de su carrera política.

Como canciller, Moro era conocido por su integridad e intelecto. Sin embargo, también se oponía ferozmente a la herejía y perseguía activamente a los protestantes, pues creía que la unidad religiosa era esencial para la armonía social. Su apoyo a la Iglesia católica lo enfrentó cada vez más con las reformas religiosas que se extendían por Europa e Inglaterra.

La crisis decisiva en la vida de Moro llegó con la decisión de Enrique VIII de anular su matrimonio con Catalina de Aragón para poder casarse con Ana Bolena. La negativa del Papa a conceder la anulación llevó a Enrique a romper con Roma y declararse Cabeza Suprema de la Iglesia de Inglaterra. Este acto marcó el inicio de la Reforma inglesa.

Moro, un católico devoto, no podía apoyar las acciones del rey. Aunque dimitió como Lord Canciller en 1532, alegando problemas de salud, su verdadero motivo era su objeción moral a las nuevas políticas del monarca. Cuando el Parlamento aprobó la Ley de Supremacía en 1534, que obligaba a los súbditos a reconocer la autoridad religiosa del rey, Moro se negó a firmarla. La negativa de Moro no fue una rebelión política, sino una cuestión de conciencia. Guardó silencio al respecto, esperando que se respetara su lealtad a la corona. Sin embargo, el 17 de abril de 1534, fue encarcelado en la Torre de Londres. A pesar de los intentos por persuadirlo de que cediera, Moro se mantuvo firme en sus convicciones.

En 1535, Moro fue juzgado por traición. El juicio estuvo marcado por la politización y fue profundamente injusto. La prueba clave provino de un antiguo amigo, Richard Rich, quien afirmó que Moro había negado la supremacía del rey en una conversación privada. Moro negó la acusación, pero el jurado lo declaró culpable.

El 6 de julio de 1535, Tomás Moro fue ejecutado en Tower Hill. Afrontó la muerte con serena dignidad, diciendo, según se cuenta: «Muero como buen servidor del rey, pero ante todo de Dios». Su muerte conmocionó a muchos y confirmó su reputación como hombre de conciencia.

El legado de Moro ha perdurado durante siglos. En 1935, cuatrocientos años después de su ejecución, fue canonizado por la Iglesia Católica. Hoy se le reconoce como el santo patrón de estadistas, abogados y políticos. Su vida se cita a menudo como ejemplo de resistencia basada en principios contra la tiranía.

La frase “un hombre para todas las estaciones” se popularizó gracias a la obra de teatro de Robert Bolt de 1960 sobre la vida de Moro, que posteriormente fue adaptada al cine y ganó un premio Óscar. La obra presenta a Moro como un héroe íntegro, una figura que defiende la verdad moral incluso ante la presión política.

Los historiadores modernos analizan la figura de Moro con complejidad. Si bien se le admira por su brillantez intelectual y sus principios inquebrantables, su persecución de los disidentes protestantes plantea interrogantes difíciles. Fue un hombre de su tiempo, moldeado por las intensas corrientes religiosas y políticas de principios del siglo XVI.

Sin embargo, su visión central El dilema de cómo conciliar la conciencia personal con el deber público sigue siendo de una relevancia innegable. La disposición de Moro a sacrificarlo todo por sus creencias continúa inspirando debate, reflexión y admiración.

Tomás Moro vivió en una época de cambios trascendentales, cuando las antiguas certezas de la fe y el poder se tambaleaban. Fue un humanista renacentista que valoraba la razón, la educación y el diálogo. Fue un estadista que buscaba la justicia y el orden. Y fue un hombre de fe que prefirió la muerte antes que transigir con su conciencia.

En definitiva, el legado de Moro no es solo el de un mártir o un santo, sino el de un pensador que abordó las cuestiones más difíciles de su época. Su vida nos invita a reflexionar sobre qué significa vivir con integridad en un mundo de valores cambiantes. En ese sentido, Tomás Moro fue, y sigue siendo, un hombre para todas las épocas.


Preguntas Frecuentes sobre Thomas More

¿Quién fue Tomás Moro?

Fue un filósofo, escritor, abogado y político inglés del siglo XVI, autor de la famosa obra Utopía.

¿Por qué se opuso a Enrique VIII?

Se negó a aceptar el divorcio del rey ni su proclamación como cabeza de la Iglesia en Inglaterra, lo que lo convirtió en enemigo del Estado.

¿Qué es Utopía?

Una obra filosófica en la que describe una sociedad ideal sin propiedad privada, basada en la justicia, la educación y la igualdad.

¿Cómo murió?

Fue decapitado en 1535 por traición, tras negarse a firmar el Acta de Supremacía que reconocía al rey como jefe supremo de la Iglesia anglicana.

¿Fue canonizado?

Sí, fue declarado santo por la Iglesia Católica en 1935 y es considerado mártir por su defensa de la fe y la conciencia.

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