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Amelia Earhart

Amelia nació el 24 de julio de 1897 en la casa de su abuelo en Atchison, Kansas. Sus padres fueron Samuel Stanton Earhart, un evaluador de seguros del ferrocarril Rock Island, y su esposa Amy. Amelia creció junto a su hermana menor, Grace Muriel Earhart, conocida como Pidge. Juntas salían a explorar el vecindario, trepaban árboles y cazaban ratas con un rifle.

En 1904, al rededor de los siete años, Amelia, con ayuda de su tío, construyó una rampa que iba desde el techo de la caseta hasta el suelo. Para deslizarse, se subía a un cajón de madera, que usaba como trineo. Amelia le describió a su hermana su primer viaje hasta el fin de la rampa y le dijo: «es casi como volar», aunque hasta ese momento, nunca había visto una aeronave.

Eso cambió cuando su padre fue transferido a Des Moines, Iowa, en 1907. Igualmente, las chicas no se mudaron permanentemente hasta 1909. En ese interín, su madre las educó en casa con la ayuda de una institutriz. Amelia tenía un vívido recuerdo de cuando leía innumerables libros en la biblioteca familiar y se quedaba ahí durante horas. Al unírseles a su padre en Des Moines, recibieron una educación formal por primera vez: Amelia ingresó a séptimo grado con doce años.

Amelia vio por primera vez una aeronave en 1907, en la feria estatal de Iowa, y su padre trató que ambas se subieran, pero Amelia estaba más interesada en la calesita, ya que el biplano viejo era «una cosa de metal oxidado y de madera, para nada interesante».

Aunque las finanzas de la familia parecían mejorar con la mudanza a Des Moines, la situación empeoró cuando Edwin se volvió alcohólico. Esto hizo que lo forzaran a retirarse en 1914. Trató de rehabilitarse y buscó tratamiento, pero el ferrocarril no le dio una segunda oportunidad. Al rededor de la misma época, la abuela de las chicas, Amelia Otis, murió y les dejó un gran terreno, pero lo pusieron bajo un fideicomiso para que Edwin no lo tocara. Amelia describió este momento de su vida como el fin de su niñez, ya que vio como se vendía la casa de Otis y sus pertenencias.

Luego de que Edwin tratara de volver a trabajar y de mudarse a Springfield, Missouri, Amy se llevó a las chicas a vivir a Chicago con unas amigas. La inscribió a Amelia en la secundaria High Park, porque tenía el mejor programa de ciencias y a ella le interesaban estas clases. Lamentablemente, este período no fue feliz. Amelia se graduó en 1916. Admiraba a las mujeres que tenían éxito en roles típicamente masculinos: tenía un diario donde anotaba las áreas en las que habían triunfado, como ingeniería mecánica, abogacía y producción de cine.

A pesar de haber empezado la universidad de Ogontz, en Rydal, Pensilvania, pronto la dejó. Visitó a su hermana, que estaba viviendo en Toronto, en navidad de 1917 y presenció la vuelta de los soldados heridos de la guerra. Esto la inspiró a estudiar para ayudante de enfermería en la Cruz Roja. Empezó a trabajar en el hospital militar Spadina en Toronto. Allí preparaba la comida y entregaba la medicación.

Al esparcirse la gripe española en Toronto en 1918, las tareas de Amelia eran cada vez más intensas. En un momento, se tuvo que internar por tener neumonía y sinusitis. Se sometió a varias cirugías menores para resolver el problema de la sinusitis, pero todas fallaron; así que tuvo síntomas toda su vida.

Durante los próximos dos años, Amelia se topó con la aviación en dos ocasiones en particular: la primera fue cuando visitó un aeródromo con un amigo y la segunda fue en Long Beach, en 1920, cuando fue a un aeródromo con su padre. En su segunda visita, Amelia supo lo que era volar por primera vez, ya que el aviador récord de la Primera Guerra Mundial, Frank Hawks, la subió a su avioneta. Sintió una conexión de inmediato y quiso aprender a volar a toda costa.

Empezó a ahorrar dinero con los tantos trabajos que tuvo, como camionera, fotógrafa y taquígrafa. Ahorró mil dólares para las clases que empezó a tomar el 3 de enero de 1921 con Anita Snook en un Curtiss JN-4, conocido como Canuck. Seis meses después, Amelia se compró su primer avión: un biplano Kinner Airster color amarillo, que nombró «El Canario». No mucho tiempo después, logró romper un récord mundial al ser la primera piloto femenina en volar a más de 4200 metros de altura. Recibió su licencia el 15 de mayo de 1923, siendo así la 16ª mujer en obtenerla.

Desafortunadamente, el dinero que había heredado su madre se redujo considerablemente por haber invertido mal. Por eso, Amelia tuvo que vender su avión. Encontró trabajo como maestra y, en 1925, como trabajadora social en Boston, aunque vivía en Medford, Massachusetts. Su amor por los aviones no había desaparecido. A medida que iba consolidando nuevamente su base económica, se interesó en las operaciones del aeropuerto Dennison, en Quincy, Massachusetts, desde donde voló su primer vuelo oficial, en 1927.

Amelia comenzó a ser algo así como una celebridad, ya que escribía columnas para el periódico local, en donde promovía volar, en especial volar con pilotos mujeres. Así fue como recibió la oferta de acompañar al piloto Wilmer Stultz en un vuelo transatlántico. Su tarea era escribir una bitácora detallada. El vuelo fue exitoso: despegó de la Isla de Terranova, el 17 de junio de 1928, y aterrizó 20 horas y 40 minutos después, en el sur de Gales, en el Reino Unido. A pesar de no haber controlado la nave durante el vuelo, Amelia se convirtió en la primera mujer que sobrevoló el Atlántico sin parar. Al regresar a casa, los pilotos fueron recibidos con un desfile en Manhattan y conocieron al presidente Calvin Coolidge en la Casa Blanca.

Amelia se convirtió en una celebridad, algo que acogió con gusto: usó su imagen para promocionar la aviación femenina, varios productos de la moda femenina y una línea de equipaje, que le permitió comprar su propio avión. Incluso se convirtió en una editora asociada de la revista Cosmopolitan, y junto con Charles Lindbergh, promocionó el desarrollo de los vuelos comerciales, a través de la representación de Transcontinental Air Transport (Transporte Aéreo Intercontinental), luego TWA. Poco tiempo después, se convirtió en la vicepresidente de la aerolínea National Airways, que en 1940, cambió su nombre a Northeast Airlines.

Durante este período, Amelia también estaba trabajando en sus propios récords mundiales, como volar ida y vuelta a través del norte del continente americano en agosto de 1928, haber formado parte de una carrera aérea en 1929, y haber roto el récord de altitud, al volar con un Pitcairn PCA-2 a más de 5600 metros de altura, en 1931. En ese mismo año, Amelia se casó con George P. Putnam, luego de haberse divorciado él en 1929. Tuvo que proponerle seis veces casamiento para que aceptara. Nunca tuvieron hijos propios, pero ella estaba contenta con David y George, los dos hijos que había tenido su marido con su pareja anterior.

En 1932, Amelia planeó viajar sola por el Atlántico y llegar a París; intentó emular el vuelo histórico de Charles Lindbergh. A pesar de haber tenido malas condiciones meteorológicas y de no haber podido llegar a París, se convirtió en la primera aviadora en volar sin parar por el Atlántico, al aterrizar en Derry, Irlanda del Norte, 14 horas y 56 minutos después de haber despegado de la Isla de Terranova. Para reconocerla, el congreso la premió con la Cruz de Vuelo Distinguido. El gobierno francés la premió con la Cruz del Caballero de la Legión de Honor y la Sociedad Geográfica Nacional le dio una medalla de oro.

Siguieron más vuelos en solitario, como de Hawái a California en enero de 1935, desde Los Ángeles hasta la Ciudad de México, y de la Ciudad de México a Nueva York, ese mismo año. Su próximo objetivo la llevó a otro récord mundial: una circunnavegación por el mundo, para la cual empezó a prepararse en 1936.

El vuelo sería de 46670 km y requería un nuevo avión, ya que su vieja Vega no iba a estar a la altura. Por eso, mandó a construir una Lockheed Electra 10E en la compañía Lockheed Aircraft, de California. La fábrica estaba cerca de donde se habían mudado con su esposo, luego de sufrir un incendio en su casa anterior, en Rye, Nueva York.

El primer tramo del viaje tuvo lugar el 17 de marzo de 1937. Amelia y su equipo, que incluyó a un navegador experimentado, Fred Noonan, despegaron de Oakland, California para ir a Honolulu, Hawái. Luego de haber reparado un poco el avión en Hawái, el segundo tramo comenzó con la intención de ir a la Isla Howland, en el Pacífico. Sin embargo, el avión nunca despegó. El tren delantero colapsó y causó que los dos propulsores se estrellaran. Esto causó un daño significativo en la nave.

Luego, redireccionaron el segundo tramo por haber habido un cambio en el viento y en los patrones meteorológicos. El primer tramo de Oakland a Miami no tuvo publicidad, pero cuando llegaron, Amelia anunció que sus intenciones eran circunnavegar el globo.

Earhart y Noonan despegaron de Miami el 1º de junio de 1937 y llegaron a Lae, Papúa Nueva Guinea, el 29 de junio, luego de varias paradas en lugares de Sudamérica, India y el sudeste asiático. En ese entonces, la pareja había completado 35000 de los 46000 km. Lo que quedaba era cruzar el Pacífico.

El próximo tramo empezó el 2 de julio de 1937, con la intención de aterrizar en la Isla Howland, que estaba a tan solo 4000 km. Ese mismo día, Amelia comunicó que estaba volando a 3000 m de altura, pero que iba a disminuir la altitud debido a una nube gruesa. Dos horas después, comunicó que estaba volando a 2100 m de altura a 277 km/h. Su última ubicación conocida fue alrededor de 1200 km adentrado el vuelo, por las islas Nukumanu. Una hora luego de su última transmisión, comenzaron una búsqueda para Amelia y Noonan. La Marina de los Estados Unidos agregó recursos a la búsqueda durante los próximos tres días. Los acorazados clase Colorado se hicieron cargo de la investigación a partir del cuarto día, 6 de julio de 1937. La búsqueda oficial duró trece días y costó cuatro millones de dólares. Fue la búsqueda más intensiva y costosa de la historia de la Marina de los Estados Unidos, hasta ese momento. George Putnam, luego, pagó por una búsqueda privada cerca de las islas, pero no hubo rastro del Electra o de sus dos tripulantes. Desde su desaparición, surgieron muchas teorías sobre qué les había pasado: la más probable dice que el avión cayó al mar luego de quedarse sin combustible, debido a problemas de navegación. Sin embargo, otras teorías dicen que la pareja aterrizó cerca de la Isla Nikumaroro, o que fueron capturados por los japoneses. Amelia Earhart fue declarada muerta el 5 de enero de 1939.

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